El Legado de la Mujer en la Música: Carmelina Figueroa Sanabia
11 de mayo- Celebramos el natalicio de Carmelina Figueroa, pianista y educadora puertorriqueña de calibre mundial
Carmelina Figueroa Sanabia (1911-1994)- biografía por la Dra. Ivonne Figueroa
Nacida en Río Piedras, desde temprana edad, mostró interés y talento por la música estudiando piano y teoría y solfeo, siendo sus padres sus primeros maestros. Se traslada a París en 1935 ingresando en la Escuela Normal de París, en las clases de piano de Madame Blancard y Alfred Cortot, y en las clases de música de cámara de Diran Alexanian y Jacques Thibaud, no tardando en convertirse en acompañante de notables instrumentistas. Estudió también sus cursos de armonía y teoría con Nadia Boulanger y Georges Dandelot. Recibió 2 grados de la Escuela Normal, la Licencia de Ejecutante en Piano y la Licencia de Enseñanza, ambas otorgadas en 1938. Desde entonces, y a su regreso a Puerto Rico en 1939, se dedicó a la enseñanza tanto del piano, música de cámara, Teoría y Solfeo y Armonía, y a participar en los conciertos con los miembros del Quinteto Figueroa. Su papel en el desarrollo de la educación musical en Puerto Rico es de suma importancia ya que colaboró, con el legislador y también músico Ernesto Ramos Antonini, en el desarrollo de la legislación para crear las Escuelas Libre de Música de Puerto Rico. En ese contexto, ayudó a conceptualizar las escuelas y su currículo educativo. En 1946, cuando se crearon por ley dichas instituciones, Carmelina fue parte de su dirección como Ayudante del Director General y, más adelante, como directora de la Escuela Libre de Música. Fundó el programa de Educación Musical del Conservatorio de Música de Puerto Rico. Junto a sus hermanos Kachiro, violinista, y Guillermo, violista, fundó el Programa Especial de Cuerdas para Niños del Conservatorio de Música. De este programa participaron muchos de los músicos que hoy en día son miembros de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico.
Enlace al disco de Carmelina Figueroa interpretando danzas de Rafael Duchesne para el sello del Instituto de Cultura Puertorriqueña: